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© FEGLININ ISSN 2594-2298
| Año 8, No 29, abril – junio 2024 |
Volumen 1
la que no existe consenso (De Luis, 2018). En el mundo contemporáneo se cobra cada vez
más atención a la actual crisis ambiental expresada en complejas problemáticas como el
calentamiento global, la degradación de los ecosistemas, la desaparición de especies o la
contaminación (Bolaños et al., 2015). Los problemas ambientales que existen se deben, sobre
todo, a que las personas en las comunidades no poseen un conocimiento "objetivo" y "real"
de cómo es y de cómo funciona el mundo real. Por ello, la educación en general, y la
Educación Ambiental, en particular, debe centrarse en transmitir aquellos conocimientos
científicos que permitan construir una imagen real de su entorno para que la gente lo perciba
y entienda tal y como realmente es y, por lo tanto, les permita actuar también en consecuencia
(Meira, 2013). Uno de los elementos claves para que los habitantes de una comunidad se den
cuenta de las problemáticas ambientales que aquejan en el lugar que residen es la percepción
ambiental, es decir, que perciban que el afectar al medio ambiente es arriesgar la vida misma.
La percepción ambiental implica el proceso de conocer el ambiente físico inmediato a través
de los sentidos, a diferencia del conocimiento ambiental el cual comprende el
almacenamiento, la organización y la reconstrucción de imágenes de las características
ambientales (Calixto y Herrera, 2010). Entonces, una vez que el individuo percibe lo que
aqueja en su contexto, toma decisiones responsables. Una acertada percepción de las
problemáticas ambientales que aquejan en una comunidad debe estar orientada a la
realización de varias acciones que conduzcan en la minimización, mitigación o solución de
dichos problemas, una de esas acciones podría ser la educación, otra de ellas pudiera
enmarcarse en la comprensión del derecho, es decir, percibir al medio ambiente desde la
perspectiva de que todos tenemos derecho a vivir en un medio ambiente sano, existen otras
acciones, sin embargo, lo que atañe en estas líneas, es hacer un análisis desde la perspectiva
del derecho a un medio ambiente sano. El desarrollo sostenible como elemento articulador
de sus tres dimensiones: ambiental, económico y social (Ceballos, et al., 2019).
Derecho y medio ambiente
La problemática ambiental plantea a los operadores jurídicos enormes desafíos para dar
respuestas a nuevas y acuciantes necesidades sociales. En esa tarea, despiertan interés de la
doctrina, el estudio de los principios rectores de derecho ambiental. El derecho ambiental,
disciplina jurídica en pleno desarrollo y evolución, constituye el conjunto de normas
regulatorias de relaciones de derecho público o privado tendientes a disciplinar las conductas
en orden al uso racional y conservación del medio ambiente, en cuanto a la prevención de
daños al mismo, a fin de lograr el mantenimiento del equilibrio natural, lo que redundará en
una optimización de la calidad de vida (Mosquera, 1996, Acquatella, 2004, como se citó en
Cafferatta, 2004). El derecho a un medio ambiente sano es ahora una realidad en los
ordenamientos nacionales e internacionales, consecuencia necesaria de la evolución en la
concepción del medio ambiente (De Luis, 2018). En el área del derecho ambiental se
observan avances significativos, particularmente en la década 2010-2020. México, al igual
que otros países en América Latina ha avanzado en una regulación cada vez más completa a
nivel constitucional. Se han aprobado leyes y reformas que contienen procedimientos para la
defensa del medio ambiente (Revuelta, 2019, como se citó en Revuelta, 2022). Los principios
del Derecho Ambiental son la guía general del sistema legal ambiental de tal manera que si
existe alguna duda de como impartir Justicia Ambiental se debe de recurrir a ellos para cubrir
los vacíos legales existentes, así como fundamentar toda acción dentro de los sistemas de
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