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© FEGLININ, No 22, VOLUMEN 3                                             ISSN 2594-2298
                  EDICIÓN ESPECIAL EN EDUCACIÓN                                             Chilpancingo Gro.
                  MATEMÁTICA                                                                 Septiembre 2022


                       coincidentemente presentaron estrategias afines), resolvió el problema restando 15 al
                       número 100, lo cual dedujo del orden de la secuencia descendente entre 100 y el 85.
                       Con las “flechas” que utilizó podemos deducir que el lenguaje semiótico está presente
                       recurrentemente en la solución de problemas aritméticos en la escuela primaria (Duval,
                       1999).

                  Lo anterior muestra que aún hay diversas formas de solucionar un problema, analizarlas entre
                  profesores es muy importante para enriquecer las estrategias de enseñanza y conducir a los
                  estudiantes al descubrimiento de todos los procedimientos posibles. También advertimos que
                  comprender el problema significa ser capaz de re-conceptualizarlo o expresarlo en términos
                  diferentes,  con  el  propio  lenguaje  y  si  bien  los  alumnos  mostraron  diversas  maneras  de
                  resolverlo, nosotros consideramos que hay que enlazar correctamente las palabras “observa
                  cómo van cambiando los números” y después plantear la pregunta ¿qué números deberás
                  colocar  el  los  espacios  vacíos?  tal  vez  la  confusión  estuvo  en  la  frase  “Si  continúas  la
                  secuencia” lo que confundió a los alumnos en continuar después del último número de la
                  secuencia que es el 25, su razonamiento sería diferente si sólo planteamos la pregunta, hay
                  que averiguarlo.
                  La representación escrita y el uso del signo formal de la resta, las estrategias de cálculo
                  mental  evidentes  y  las  restas  selectivas  realizadas  por  los  alumnos,  así  como  el  uso  de
                  “flechas” para dirigir el orden descendente de las restas desde el número 100 realizada por
                  una de las maestras, nos muestran que lo  que se construye  en el  salón  de clases es  una
                  interpretación  del  problema,  después  se  diseña  un  plan  de  solución  y  se  verifican  las
                  respuestas, lo cual confluye con los planteamientos de (Polya, 1965). Si se contrastan otros   37
                  procedimientos  diferentes  al  mismo  problema,  sin  duda  proporcionará  a  los  estudiantes
                  oportunidades de explorar sus conocimientos y afianzarlos o bien, para otros será el comienzo
                  de  indagación  a  posibles  soluciones  nuevas,  de  esta  manera  paulatinamente  pueden  ser
                  inducidos a interpretar un lenguaje preciso, libre de ambigüedades.
                  Con el trabajo presentado podemos dar cuenta de la recomposición del pensamiento de los
                  profesores,  estos  últimos  mencionan  que  “las  principales  dificultades  que  enfrentan  sus
                  estudiantes están relacionados al lenguaje y la comprensión del problema como tal”, por lo
                  tanto, planificar con las adaptaciones adecuadas a las necesidades de los alumnos; tomar en
                  cuenta los conocimientos de ellos con respecto a los contenidos de la matemática escolar al
                  inicio  de  las  actividades;  establecer  tareas  a  realizarse  con  la  ayuda  pertinente;  y,  fijar
                  objetivos comprensibles, con el propósito de que las actividades tengan un sentido claro para
                  los alumnos, será sin duda una contribución relevante al campo de la educación matemática.

                  Algo importante que debemos considerar es que aun dentro de una misma cultura o en un
                  mismo  sistema  de  educación,  los  desarrolladores  del  currículum,  los  profesores,  los
                  investigadores  en  la  enseñanza-aprendizaje  de  las  matemáticas  y  los  matemáticos  no
                  necesariamente comparten los mismos puntos de vista sobre lo que se considera un problema
                  y lo que se enseña en términos de la resolución de problemas (Arcavi & Friedlander, 2007).
                  Por lo anterior, proponemos abrir espacios de reflexión en donde los profesores se involucren
                  en el desafío de crear una comunidad para el aprendizaje (Sato, 2018) para trabajar en las
                  posibilidades de mejora de su práctica diaria.








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