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© FEGLININ ISSN 2594-2298
| Año 5, No 18, julio – septiembre 2021 |
INTRODUCCIÓN
“El agua es un compuesto fundamental para el sostenimiento de los seres vivientes, sin agua, es
imposible que exista la vida”. Esta frase, la hemos venido escuchando desde niños y últimamente,
palabras más palabras menos, se nos repite en todos los medios de comunicación hasta el cansancio.
Sin embargo, a pesar de ser una verdad inobjetable, no se ha hecho eco ni en nuestras conciencias ni
en nuestra manera de vivir y continuamos desperdiciándola y lo que es más grave, contaminándola,
no dando oportunidad a otros seres de aprovecharla o a la propia naturaleza, la oportunidad de
reciclarla sanamente para reintegrarla al proceso natural y vital de nuestro planeta.
El poco interés manifestado se debe a que nos hemos acostumbrado a su uso cotidiano, a su bajo
costo, en ocasiones inexistente, lo que nos ha hecho creer erróneamente que es un producto inacabable
y de poca importancia. Sin embargo, nada más lejos de la verdad; nos estamos acabando el agua en
medida mayor a la de su recuperación y su escasez, se va acrecentando paulatinamente de manera
intangible y al no prevenirlo adecuadamente, se corre el riesgo de que reaccionemos demasiado tarde
y el problema, se tendrá que resolver a un costo elevadísimo o esperar una catástrofe ecológica de
repercusión social, industrial y comercial de enormes proporciones.
La gravedad de lo anterior podemos empezar a entenderlo en su verdadera dimensión cuando leemos
que las Naciones unidas señalan que la población mundial hasta julio del 2021 era de 7,800 millones
y sus proyecciones indican que para 2025 serán 8,500 millones y alcanzarán para el 2050, 9,700
millones, por lo que no es difícil predecir que la demanda de alimentos y agua puede adquirir niveles
de desastre y la presión económica, política y social será gigantesca.
De hecho, los 3 problemas que ya enfrenta el mundo en estos inicios del siglo XXI son:
La salud de los ecosistemas acuáticos, de los que depende toda la vida en el planeta.
La amenaza del desequilibrio social y político derivado de la escasez del agua.
La producción y seguridad alimentaria.
Como podemos apreciar, en los 3 puntos señalados, es la escasez del agua el problema medular y que
en estos momentos ya alcanza niveles críticos en varias zonas de nuestro país, por lo que es
impostergable y urgente, adquirir una nueva cultura sobre la reutilización racional del agua y no
soslayar bajo pretextos económicos o políticas equivocadas, nuestra obligación para no continuar
dañando el medio ambiente y, por ende, la vida de nuestro planeta a la que pertenece el ser humano.
PROPUESTA
El tratamiento de las aguas residuales, implica un alto costo financiero, por lo que su tratamiento debe
procurar no solo el beneficio de su descontaminación, sino su posterior reutilización, de ser posible
en varias actividades productivas y redituables.
Esta posibilidad existe y es el reúso de las aguas tratadas de origen urbano e industrial con tecnologías
de punta como la ozonización e inducción de frecuencias para cultivos acuícolas y agropecuarios,
haciendo interaccionar las aguas resultantes, con especies factibles de ser cultivadas en dichos
lugares, con las técnicas de producción intensivas o rústicas ya conocidas, utilizando especies de
manera independiente como se muestra en la Figura #1 o en cultivos en cadena, donde el agua
resultante de un cultivo, se utilice en la siguiente, abatiendo por consiguiente, los costos de producción
y reutilizando sanamente el agua sin dañar el medio ambiente. Ver Figura #2
ART. Reutilización múltiple de las aguas tratadas
para producción acuícola y agropecuaria.
Pág. 7 Autor: Dr. Luis Ángel Pérez Salmerón