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  | Año 5, No 18, julio – septiembre 2021 |




                  INTRODUCCIÓN

                  “El agua es un compuesto fundamental para el sostenimiento de los seres vivientes, sin agua, es
                  imposible que exista la vida”. Esta frase, la hemos venido escuchando desde niños y últimamente,
                  palabras más palabras menos, se nos repite en todos los medios de comunicación hasta el cansancio.
                  Sin embargo, a pesar de ser una verdad inobjetable, no se ha hecho eco ni en nuestras conciencias ni
                  en nuestra manera de vivir y continuamos desperdiciándola y lo que es más grave, contaminándola,
                  no  dando  oportunidad  a  otros  seres  de  aprovecharla  o  a  la  propia  naturaleza,  la  oportunidad  de
                  reciclarla sanamente para reintegrarla al proceso natural y vital de nuestro planeta.
                  El poco interés manifestado se debe a que nos hemos acostumbrado a su uso cotidiano, a su bajo
                  costo, en ocasiones inexistente, lo que nos ha hecho creer erróneamente que es un producto inacabable
                  y de poca importancia. Sin embargo, nada más lejos de la verdad; nos estamos acabando el agua en
                  medida mayor a la de su recuperación y su escasez, se va acrecentando paulatinamente de manera
                  intangible y al no prevenirlo adecuadamente, se corre el riesgo de que reaccionemos demasiado tarde
                  y el problema, se tendrá que resolver a un costo elevadísimo o esperar una catástrofe ecológica de
                  repercusión social, industrial y comercial de enormes proporciones.
                  La gravedad de lo anterior podemos empezar a entenderlo en su verdadera dimensión cuando leemos
                  que las Naciones unidas señalan que la población mundial hasta julio del 2021 era de 7,800 millones
                  y sus proyecciones indican que para 2025 serán 8,500 millones y alcanzarán para el 2050, 9,700
                  millones, por lo que no es difícil predecir que la demanda de alimentos y agua puede adquirir niveles
                  de desastre y la presión económica, política y social será gigantesca.

                  De hecho, los 3 problemas que ya enfrenta el mundo en estos inicios del siglo XXI son:
                        La salud de los ecosistemas acuáticos, de los que depende toda la vida en el   planeta.

                        La amenaza del desequilibrio social y político derivado de la escasez del agua.
                        La producción y seguridad alimentaria.
                  Como podemos apreciar, en los 3 puntos señalados, es la escasez del agua el problema medular y que
                  en  estos  momentos  ya  alcanza  niveles  críticos  en  varias  zonas  de  nuestro  país,  por  lo  que  es
                  impostergable y urgente, adquirir una nueva cultura sobre la reutilización racional del agua y no
                  soslayar bajo pretextos económicos o políticas equivocadas, nuestra obligación para no continuar
                  dañando el medio ambiente y, por ende, la vida de nuestro planeta a la que pertenece el ser humano.
                  PROPUESTA

                  El tratamiento de las aguas residuales, implica un alto costo financiero, por lo que su tratamiento debe
                  procurar no solo el beneficio de su descontaminación, sino su posterior reutilización, de ser posible
                  en varias actividades productivas y redituables.

                  Esta posibilidad existe y es el reúso de las aguas tratadas de origen urbano e industrial con tecnologías
                  de punta como la ozonización e inducción de frecuencias para cultivos acuícolas y agropecuarios,
                  haciendo  interaccionar  las  aguas  resultantes,  con  especies  factibles  de  ser  cultivadas  en  dichos
                  lugares, con las técnicas de producción intensivas o rústicas ya conocidas, utilizando especies de
                  manera  independiente  como  se  muestra  en la  Figura  #1  o  en  cultivos  en  cadena,  donde  el  agua
                  resultante de un cultivo, se utilice en la siguiente, abatiendo por consiguiente, los costos de producción
                  y reutilizando sanamente el agua sin dañar el medio ambiente. Ver Figura #2












                                                                                                ART. Reutilización múltiple de las aguas tratadas
                                                                                                    para  producción acuícola y agropecuaria.
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